jueves, 22 de octubre de 2009

Abigail

Muchas veces cuando estás echando fotos, no acabas de acordarte de todas las fotos que has echado o de todas las imágenes que has captado. Después, cuando revelas el negativo, cuando escoges cuál será el que positivarás, te das cuenta y te detienes a observar y recordar a toda la gente que has captado. Pues todo lo contrario pasó con Abigail. El 6 de agosto del 2005 paseaba un tanto acelerado entre la gente de la comunidad de Huertas (Santa Cruz, Bolivia). Era el día de la Fiesta Nacional, el día de la Independencia de Bolivia. Como cualquier otro día en el que mi ánimo me pide agarrar la cámara, me puse a disparar "a todo lo que se meneaba". Pues alguien que se meneó fue la madre de Abigail, que era tan solo un bebé colgado dentro de un aguayo. Recuerdo que la foto "obligada" era la de sacar la instantánea de una mamá boliviana con su hijo dentro del aguayo, hasta que Abigail se movió y mostró su mirada. Deliciosa, inquieta, un tanto "churretosa", pero sobre todo inmensa. Fue después que alguien me dijo: "como siempre aprovechándote de los niños churretosos y sucios para echarle fotos". En absoluto!!! Esa mirada me caló hasta dentro, me inmovilizó. Al igual que hiciese Noelia, Abigail, de la cual ni sabía el nombre en aquel momento, provocó un zarandeo importante. Provocó un torrente de sensaciones. Creo que no es a mí solo... ¿verdad?

Un sentimiento que brota cuando sabes que te vas ha encontrar con amigos de los llevas sin verte mucho tiempo es "¿habrán cambiado mucho?". Suele pasar, por lo menos a mí. Las dos ocasiones que he vuelto a Bolivia después de "mi primera vez", esa fue exactamente una de las preguntas que me invadían en el viaje de ida. Una pregunta que no se queda en el aspecto físico... bueno si, en cierto modo vas preocupado de cómo estarán de salud, pero no es una pregunta que se queda en la expectativa del cambio visual.
Cuando llegas y te vas encontrando con la gente, la respuesta a la pregunta es la típica: "D. Feliciano, por usted no pasa el tiempo" o "¡Qué grande estás por Dios!" si es un niño con el que te encuentras.
Pues no puedo haceros llegar ni un ápice de lo que sentí cuando después de cuatro años me encontré con Abigail...




Rafa M. López

3 comentarios:

  1. Las fotos las conocia...son maravillosas amigo...ay pero que bien fotografias...Un abrazo hermano...

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  2. Bonitas fotos Rafa!!!
    Suerte con tu blog, que visitaremos cuando podamos. Una abrazo bético.

    Fran J. Ruiz (Guguso)

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  3. Qué tipo este Pachón!
    Qué sorpresas te guardas.
    Gracias por compartir. Esperamos verle pronto, hermanito.
    Un abrazo y un beso, y un trago de singani a su salud.
    Bea y Carlos

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